27.11.05

CD Alégrate



Editorial Schoenstatt de Chile tiene a disposición del público este hermoso CD de las Hermanas de María de Schoenstatt de Chile: Alégrate

Pedidos a: Editorial Schoenstatt Chile


1. A nuestros corazones
2. Aseméjanos a ti
3. Yo te alabo
4. Alégrate María
5. Dn de Salvación
6. Gloria
7. Gracias Madre
8. Ven Espíritu Divino
9. Alegraos
10. Recibe Señor
11. Dios Uno y Trino
12. La Vigilia
13. María, Ven a reinar


Gracias Madre

En mis noches y mis días me has cobijado en tu regazo
con el tierno amor de Madre
qe sabe acoger y educar.
Has compartido mis sueños e ilusiones
has vencido en mis dudas y temores
fortaleciendo mi confianza de niño
despertando mis anhelos dormidos.

Gracias quiero darte Madre mía
todo te lo agradezco de corazón
¡Qué hubiese sido de nosotros sin ti
sin tu cuidado maternal!

Con tu mano has guiado
mi caminar de peregrino
tu mirada ha sido siempre
mi refugio, fuerza y seguridad.
Te ofrezco mi alegría y gratitud
me consagro a ti con eterno amor
conduce mi vida hacia el Hogar,
el Padre mi retorno espera.

(Reproducido con autorización)

categoría: música

26.11.05

¡Es Posible!

Extractos de “Santificación del Día del Trabajo”, M. Anette Nailis

¡Es posible! ¿Qué es posible? El hacerse santo. Siempre fue posible: también hoy lo será.
¿Es acaso cosa de nuestros tiempos el ser santo? Los santos como los suelen pintar los libros antiguos, con el rostro severo, el aspecto descolorido, los ojos hundidos, con un látigo formidable en la mano huesuda y en otra la calavera, nada dicen a los hombres modernos. Pero los santos no fueron como los describen esos libros. Cierto es que practicaron austera penitencia y mortificación, que a veces las extremaron mucho, lo cual era propio de su tiempo; pero en todos los siglos lo esencial en todos lo santos fue el amor. El desprecio del mundo, las vigilias y flagelaciones, no fueron más que medios de aumentar el amor. En nuestros días las biografías destacan e iluminan otros rasgos muy diferentes. El tiempo actual tiene el ideal del santo alegre, abierto a Dios y a la vez a los hombres, perfecto en su vida natural y sobrenatural.

Pero uno se podría preguntar si los santos lo fueron desde la cuna, si las maravillas y los éxtasis en su vida no fueron cosas diarias. No fue así, los santos fueron hombres que estuvieron sujetos a las consecuencias del pecado original. En lo esencial tuvieron que vencer las mismas dificultades que nosotros, y dispusieron de los mismos medios que tenemos nosotros.
:
Para ser santo, no tienes por qué abandonar a tu familia y todo lo tuyo, a no ser que Dios te llame expresamente; puedes mantener tus relaciones, quedarte en tu condición de padre, madre, estudiante, obrero, artesano, jornalero, o de empleado o de lo que seas; no debes hacer nada nuevo, nada extraordinario. Sólo lo ordinario, lo que cada día te ocupa, a lo que estás obligado por tu profesión; pero esto lo debes hacer extraordinariamente bien, con gran amor y en estrecha unión con Dios. Así ciertamente te harás un santo. Es esta santidad la que se llama Santidad de Todos los días. Un Santo de Todos los días da forma santa al día de trabajo, vive como un santo durante la semana y a todos sus quehaceres los marca con el sello de la santidad. Sus alegrías y sus penas, su trabajo y su descanso, su orar, hablar y andar: todo lo hace por amor, extraordinariamente bien, es decir, como lo hace un santo.
¿No será esto posible?
Sí, ¡es posible!
Tiene que ser posible… también para ti y para mí.
Pero ¿quieres saber cómo alcanzar fácil y rápidamente esta meta? Te contesto: Vive según el lema:
¡Hoy mismo quiero ser heroico!
¡no mañana quiero ser santo, sino hoy mismo! ¡En el día de hoy quiero ser heroico!
Vivamos solamente para 24 horas. ¡De misa en misa! ¡De sacrificio en sacrificio! Sólo hoy tiene que ser posible; sólo para el día de hoy deben alcanzar las fuerzas, la paciencia y el amor. Lo que acontecerá mañana, no lo sé aún. Todo lo que necesito para mañana, me lo ganaré en la Santa Misa. Por un solo día esto será aún posible.
¿Y cómo ser heroico en el día de trabajo? Veremos algunas formas

Consagración de la Mañana
El hacerse santo no depende tanto del hablar y saber, sino del practicar la vida heroica en el día presente; pero cada día empieza por la mañana al despertarse. El arte del Santo de Todos los Días es pasar esos primeros momentos del día extraordinariamente bien, como los pasa un santo. Este no busca ocasiones especiales sino aprovecha las pequeñísimas funciones del día de trabajo para manifestar su seria aspiración, cuya alma es el amor de Dios.
Si ha de ser consagrado todo el día, tiene que empezar por la consagración de la mañana, que se inicia al despertarse: Es importante que determines la noche anterior la hora de levantarte. Esto pone orden en tu horario, y facilita a muchas personas que suelen pegarse a las sábanas el levantarse puntualmente.
Al despertarse el Santo de Todos los Días, hace la señal de la santa cruz. Agrega una corta fórmula de recta intención. No es necesario que sea siempre una oración larga, basta una jaculatoria como: “Todo por la mayor gloria de Dios”. “¡Salvador mío! Hoy quiero hacerlo todo por Ti”. Muchos devotos de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt repiten la oración de Ofrecimiento “Cuanto llevo conmigo…” Para que no falte junto al saludo de la mañana, de la señal de la santa cruz y de la recta intención, lo tercero: el pensamiento del fin de tu vida. No hablo ahora del fin propio de todo cristiano, sino de la misión especial que recibiste tú mismo; ésta la recibiste tú solo, ningún otro, Muchos hombres llaman a esta misión especial: El ideal personal. Esa imagen que tuvo Dios en su mente al al crearte: te vio tal como quisiera que fueras. Al despertar di sencillamente a tu Dios o, si te sientes impulsado, a la amada Madre de Dios, lo que quisieras llegar a ser. Cuanto más infantil sea la fórmula, tanto mejor; porque la conversación es sólo entre tú y El. Un deseo permanente y profundo por un ideal nos acerca poco a poco a él. Esto lo prueba la experiencia. Aún no está terminada la consagración de la mañana. Falta algo de mucha importancia: la consagración a María, nuestra Madre celestial, rezando con todo el corazón la Pequeña Consagración.
Ha terminado la consagración de la mañana. Los primeros minutos del día están sumergidos en Dios, están consagrados y a la vez santificados todo el día, siendo agradable a Dios.

Audiencia Particular

Para el Santo de Todos los Días la meditación es estar solo con Dios; tener audiencia particular o expansión con Dios. Primeramente mira a Dios y se deja mirar por El; pero para él este Dios no es un Dios alejado de él, sino un ser afectuoso que se encuentra muy próximo a él. El no habla a un espacio vacío, habla como un niño con su padre bondadoso, como un caballero a su gran rey, como una esposa a su amado clavado en la cruz u oculto en el altar. Habla como amigo al amigo, como yo personal al gran Tú divino. Cuanto más sencilla sea esta conversación, tanto mejor. El objeto de la conversación no necesariamente es un tema profundo sacado de un libro de meditación. Puede ser todo lo que le trajo el día pasado con su trabajo y pena, sorpresas y acontecimientos, todo esto lo repasa a la luz de Dios, es un repaso amoroso de lo pasado. También se puede anticipar con el corazón el día que ha de venir. Lo difícil puede ser anticipado en Dios y aceptado de antemano. Este cuarto o media hora de meditación por la mañana es muy valiosa para el cuerpo, pero sobretodo para el alma que busca a Dios. Muchos hombres trabajan sin darse descanso ni tregua; pero se engañan a sí mismos y quieren engañar a Dios. No fue creada nuestra alma para trabajar sino para amar. Todo trabajo, incluso el apostólico, es infecundo, a la larga, sino se efectúa en unión de amor con Dios.

En las gradas del altar

El Santo de Todos los Días sabe que no puede mantenerse firme por su propia virtud. Por eso su vida y su amor giran siempre alrededor del altar. Para él la Santa Misa es el centro, el punto de salida y concentración de toda la tarea diaria. Es una persona sencilla y sin embargo aspira a lo más profundo. Por eso oye y vive la Santa Misa de una manera sencilla. ¿Y cómo se puede interpretar lo más profundo de la Santa Misa? Recordemos que la Santa Misa es la renovación incruenta del sacrificio de la cruz. El Salvador en ésta hace la ofrenda de sí mismo que gira alrededor del Padre y de su voluntad paternal, entregando su ternura y ofrenda filialmente perfectas. Por eso la Santa Misa es la culminación de todo lo obrado por Cristo en la tierra. Sabemos que el Hombre Dios durante los 33 años de su vida no conoció nada mayor que complacer al Padre. “¡Heme aquí que vengo para cumplir ¡Oh Dios! ¡tu voluntad!” Esta es la oración de la mañana de toda su vida, y la noche antes de su amarga pasión la termina con el testimonio: “Padre mío, yo te he glorificado en la tierra; tengo acabada la obra cuya ejecución me encomendaste” .
Cada mañana en la Santa Misa baja el Salvador de nuevo para alabar al Padre; para suplicarle y reparar nuestros pecados y para entregarnos al Padre. Tú celebrarás la Santa Misa de la mejor manera con el sacerdote si estás animado de los mismos sentimientos que el Salvador. Tienes que postrarte ante el gran Dios como el Salvador, y en El, como niño sin voluntad propia, y abandonarte sin reserva alguna a la voluntad del Creador omnipotente y del Padre amoroso. Aunque te pida lo más amado. El Padre es todo, el hijo es nada.
En el Ofertorio debemos ponernos en la patena ofreciéndonos al Padre Celestial en todo lo que somos y con cuanto tenemos, con nuestros mismos deseos, con nuestras debilidades y pecados que hemos ya confesado sinceramente en el momento del Perdón. En la Santa Consagración llega el primogénito Hijo de Dios y se pone a sí mismo en nuestro lugar sobre el altar del sacrificio. El Padre no puede menos que mirarle con complacencia infinita. El suple lo que falta en fuerza y en ternura a nuestra disposición al sacrificio y a nuestro espíritu de entrega. Débiles como somos, volvemos a quebrantar todos los buenos propósitos y resoluciones, si no nos fortalecen las virtudes divinas. Esto lo sabe el Padre del Cielo; por eso nos da en la tercera parte principal de la Santa Misa, en la Sagrada Comunión la unión sacramental con el Hijo. Para el Santo de todos los días esto es natural ¡Ninguna Santa Misa sin Sagrada Comunión! Luego de la bendición del sacerdote, el Santo de la Vida Diaria, vuelve de nuevo a la arena de la vida diaria. ¿Qué puede inquietarle? El Cardenal Faulhaber observaba: “Los primeros apóstoles salieron del Cenáculo, los modernos salen del comulgatorio…”

Trabajo Santificado

¿Qué piensa del trabajo el Santo de la Vida Diaria? Para hacerte santo no necesitas dejar tu trabajo ni el mundo, a menos que Dios te Llame, e incluso los llamados a la vida religiosa no se despiden del trabajo. En los conventos se trabaja mucho y bien.
Tú puedes decir que si se trata de trabajo estás en buenas condiciones porque estás en actividad todo el día e incluso a veces estás sobrecargado de trabajo. Pero sólo con eso no estás en el camino de la Santidad de Todos los días, si no entiendes el arte de hacer del trabajo oración. Esto no quiere decir que estés siempre rezando. El Santo de todos los Días hace que el mismo trabajo se convierta en oración trabajando con Dios y para Dios. Puedes trabajar para Dios si rectificas tu intención regularmente, es decir, ofreces concientemente tu trabajo a Dios, por su gloria. De este modo, con la recta intención, todas tus acciones adquieren un valor meritorio. Se trata de trabajar con Dios, con la intención especial de hacerlo concientemente en su presencia, y de oír la voz de Dios en las cosas que nos rodean y contestar a esa voz con amor. La Santidad de Todos los Días es amor heroico practicado en los días de trabajo. Un Santo de Todos los Días es el que busca a Dios, lo halla y ama en todo, hasta en el trabajo. El trabajo es un manantial de felicidad. Lo es doble y triplemente si lo ejecutas con Dios y en Dios, en cuyo caso no será para ti, una actividad sin alma, ni aun cuando debas trabajar siempre en lo mismo; él es y será para ti trabajo sagrado; te hará tranquilo y resignado, no te hará perder el núcleo profundo de tu Yo y sobretodo seguirá guiándote hondamente al amor de Dios.

Dios en los hombres

Un arte que entiende muy bien el Santo de Todos los Días es convertir en oración su trato con los hombres, admirando en ellos las cualidades de Dios o rindiendo homenaje y adorando en el hombre en gracia al Dios Trino que mora en él. Debemos acostumbrar nuestra vista a ver más claramente los rastros de las cualidades divinas ocultas en el prójimo. A veces están escondidas debajo de muchas escorias y ripios, pero el Santo de Todos los Días hace como la abeja que sabe sacar lo mejor de todas las flores, aun de las más sencillas y más vistosas. Convierte en oración su trato con los hombres. Hablando con ellos, amándolos desinteresadamente, sirviéndolos, ve en los hombres al gran Dios que mora y reina en ellos. Esto da al Santo de Todos los Días un profundo respeto en el trato con los hombres. Algo de noble, delicado y sacerdotal se encuentra en todo su ser; aún teniendo que reprochar a alguno siempre mantiene su respeto y delicadeza. Así el Santo de Todos los Días es un apóstol sin saberlo. Pasa su vida tranquilo, con el corazón encendido y con las energías refrenadas y contenidas y su verdadero valor, generalmente sólo se llega a conocer después de su muerte.

Descansos creadores

Nuestro trabajo será fructífero sólo si se hace en Dios y por Dios. Tienes que hacer como un alpinista prudente. Anda un trecho, y luego descansa un ratito, pero no para perder tiempo, sino para poder caminar después con seguridad y energía. Así debemos hacer en el trabajo. Un descanso creador, por ejemplo, lo podrías practicar al oír el toque del Ángelus. No es necesario que descansen tus manos, lo importante es que descanse tu alma. Podrían ser también los ratitos entre el cambio de tus trabajos, o mientras regresas a casa. En esos momentos nuestra alma puede descansar en su nido. Si no lo hacemos así corremos el peligro de hacernos máquinas y esclavos del trabajo, y sobretodo, nuestro trabajo será más o menos infructuoso para el prójimo y para la eternidad. Esto incluso en los trabajos apostólicos. Según sea el trabajo profesional que practicas, podrías quitar talvez unos minutos a cada día para visitar a Jesús en el Tabernáculo o para practicar una corta lectura espiritual. Tal vez llegarás a rezar uno o más misterios del Santo Rosario, no es tiempo perdido.

Consagración de la noche

El Santo de Todos los días hace también la consagración de la noche, no te asustes si te cito algunos puntos que comprende su consagración de la noche, se llaman Examen de Conciencia y confesión espiritual, ejercicio de la buena muerte y saludo de la noche. Todo esto es más sencillo de lo que parece. La oración de la noche será el pedido infantil de protección durante la noche y el sencillo agradecimiento del hijo a su Padre del cielo que lo ha colmado de beneficios durante el día.
Cada noche el Santo de Todos los Días repasa todo el día notando lo que no hizo bien y lo que había de hacer mejor para ser enteramente agradable a Dios. Muchos tienen un horario, fijado por ellos mismos, examinan si lo han cumplido bien y talvez llevan nota por escrito. Entonces el Santo de Todos los Días empieza su confesión espiritual. Se transporta espiritual y conscientemente, como hijo cargado de culpas, a la presencia de su Padre grande y justo que está en el cielo, se postra a sus pies y se confiesa diciendo con humildad y arrepentimiento todas sus faltas, todos sus delitos grandes o pequeños, lo mismo que en el confesionario. Agrega a esta confesión un corto acto de arrepentimiento, por ejemplo:

Te amo, Señor, de todo corazón,
acepta mi sincera contrición
y mi pesar de haberte ofendido
yo que fui por tu sangre redimido

Como de mañana, el Santo de Todos los Días también de noche se consagra a la amada Madre de Dios rezando la pequeña oración de entrega: ¡Oh Señora mía…!
La noche, y sobretodo el acostarse, nos trae fácilmente el recuerdo de la muerte. Un día llegará, cuando decline nuestra vida en que se realice nuestro morir; entonces cerraremos los ojos para el descanso perpetuo, o personas buenas nos lo cerrarán suavemente. Creo que a veces al acostarte también tú piensas en la muerte. Ejercicio de buena muerte quiere decir solamente recordar conscientemente estos pensamientos, ejercitarse en morir, anticipar espiritualmente la muerte.

Otra vez, es posible

Hemos puesto un punto de mira muy alto, que nos señalaba claramente el camino a la Santidad de Todos los Días ¿No te pareció que la meta estaba demasiado elevada? No pensaste que te faltarían las fuerzas para alcanzarla. Al principio de esta lectura te dijiste alegre y lleno de esperanza ¡Sí, es posible! ¿Vuelves a decirlo otra vez? Todos conocemos la distancia entre querer y hacer, entre el ideal y la realidad. El día de hoy hacemos buenos propósitos y juramos casi nada en el mundo nos apartará de ellos, y mañana los echamos por tierra, sí, hoy quemamos lo que ayer hemos adorado. Esto no sólo nos acontece a ti y a mí sino que les sucede a todos los hombres. La meta de la Santidad de Todos los Días está sumamente elevada, nuestra inconstancia y debilidad son grandes, pero sin embargo yo sé un medio eficaz. Este medio se llama María.

Es la mano maternal de María la que te hará pasar seguro por encima de todos los abismos y escollos y la que no solamente te conducirá hasta el trono de la Santísima Trinidad, sino dentro de su corazón santísimo. El hacerse santo es posible. ¡Es posible realizarlo, yendo de la mano de la Madre celestial!
El que tiene a María como Madre, el que la ama filialmente, llegará al fin que le ha prefijado el eterno Dios, podrá extender sus manos hacia la Santidad de todos los Días y nunca perderá este alto ideal. Por eso otra vez: ¡Es posible!

Categoría: citas

Símbolos del Espíritu Santo

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Símbolos del Espíritu Santo

Dios escoge las imágenes con que gusta describirse, y nos deja a nosotros la alegre tarea de descubrir a todo lo largo de las escrituras santas los mil sentidos, las alusiones, los secretos, la descripción, que es un arte y un dogma a un tiempo, del ser divino del Espíritu y de su acción en nosotros.


El óleo:

"El aceite era producto de excepción en la agricultura esencial de los pueblos bíblicos. Mezclado con perfumes, adquiría el valor sagrado de ser portador de una bendición para los personajes y objetos que regían la ida religiosa y política del pueblo de Dios. El Espíritu es es unción que unge con óleo consagrado altares, templos, sacerdotes, y reyes para llenarlos de su presencia y separarlos para su servicio en la liturgia y gobierno.

El aceite penetra y pemanece, empapa y suaviza, se extiende por los poros más íntimos y se desliza hasta las rendijas más escondidas con paso callado. Si se echa agua sobre una piedra, se moja su superficie por un momento, pero un breve rato de sol basta para enjugar el remojón y devolver su sequedad a la piedra. El aceite es constante. Cala hondo y permanece. Permanece precisamente porque llega hondo. Esta cualidad primordial del aceite es la que describe y prefigura la acción del Espíritu. No es pasajero ni superficial. Entra hasta el fondo, empapa, unge. Allí queda su acción, aunque pase el tiempo y cambien las circunstancias. La unción del Espíritu atraviesa todo lo que es el hombre en cuerpo y alma, pensamiento y amor, historia e imaginación, y hace llegar hasta el centro de su personalidad el efecto innovador de su presencia y gracia."
(Carlos G. Vallés)

"El aceite derramado sobre un hombre, es un signo de elección. Es el ungido el llamado, el elegido y el consagrado. Asume una misión, una tarea, una responsabilidad. Su vida está marcada para siempre por Dios. Así sucede con los reyes de Israel. Eran ungidos como servidores de su pueblo.
Cristo quiere decir "ungido". Jesús es el Ungido por excelencia. El servidor de Dios, el profeta de la verdad, el único sacerdote, el Rey crucificado y vivo. Es el Espíritu el que unge a Jesús y el que lo consagra como Mesías. El óleo o aceite perfumado continúa en el uso de la Iglesia.

La Iglesia unge y marca con aceite a un bautizado porque entra a formar parte de un pueblo de reyes, sacerdotes y profetas. Unge y marca también a quien confirma su fe y lo señala en la frente como testigo diciendo sobre él: Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. Los enfermos son ungidos y se ora sobre ellos. Y a los presbíteros y obispos la Iglesia los unge con aceite santo. Los altares donde se celebra la Cena son ungidos y consagrados con aceite perfumado. Y cada Jueves Santo en la liturgia el Obispo bendice el aceite que la Iglesia usará durante el año.

El ungido recibe el Espíritu para el testimonio, está marcado para siempre. Está sellado por el mismo Dios. Camina con el perfume de la fe. Los sacramentos que nos ungen no son finales de camino sino inicios de un hermoso recorrido. Nos hace testigos, discípulos, enviados, misioneros, ungidos. Estamos marcados con el sello del Espíritu, y por eso vivimos" (Miguel Ortega Riquelme)

1. Lc 7, 36-50; Juan 19, 38-42
2. Las cremas, ungüentos y perfumes tienen hoy una función semejante al aceite en la antigüedad. ¿Para qué sirven y qué características tienen?
3. Ser ungido es como tener un perfume especial. Es ser reconocido por el "buen olor" del testimonio. ¿Qué condiciones debe tener este testimonio?
4. Analiza por qué la unción es signo del Espíritu.
5. Prepara un signo en tu grupo que se asemeje a esta unción.

El agua.

"El último día de la fiesta, el más solemne, puesto de pie, Jesús gritó: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba el que crea en mí. Como dice la escritura: de su seno cborrerán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él." (Juan 11,37)
Era la fiesta judía de los Tabernáculos. Un pueblo que se había formado en el desierto conocía el valor del agua, daba gracias por la fuente que saltó de la roca al golpe de la vara de Moisés y rezaba para que la lluvia puntual fertilizara los campos un año más en bendición necesaria y esperada. En aquel cuadro popular, Jesús se puso en pié y gritó y habló de sed de otras aguas más esenciales y más íntimas, aguas que brotaban de sus propias entrañas. Y Juan, al hablar del agua que brotaba explica que Jesús hablaba del Espíritu. Agua de vida de la fuente del costado de Cristo. Dios era para el hebreo fuente de agua viva.

Apenas puede haber imagen más bella y significativa para el Espíritu que el agua viva, saltarina, clara, libre, alegre, don del cielo y de las montañas, poder arrollador y belleza serena, gozo de los campos y sonrisa de la naturaleza. No es extraño que los ríos sean sagrados en muchas civilizaciones y el mar hable de Dios a quien lo contempla en silencio. El Espíritu Santo limpia y santifica, arrastra y fecunda, es bautismo que purifica y poder que mueve. El bautismo es rito de agua que regenera y renueva en el Espíritu Santo. El agua es figura y vehículo del poder que llena el alma con el ímpetu de Dios.

Tenemos una cita diaria con el agua que cura nuestra piel y refresca nuestra garganta. Con fe y poesía, esos encuentros domésticos pueden convertirse en cita con el Espíritu que siempre mueve las aguas de la creación"
(Carlos G. Vallés)

"En el principio" el Espíritu fecundaba las aguas empollando la vida. La tierra caótica iba adquiriendo figura por la acción fecundante del espíritu. Donde hay caos, vacío, confusión y muerte, el Espíritu vivifica. La vida primera nace desde las aguas por obra del Espíritu Santo. Las torrenciales aguas del Diluvio sumergen el pecado de la humanidad. La humanidad revive y se re-crea. Las aguas del Mar Rojo se retiran y el mar se seca delante de ellos. El pueblo avanzó libremente y después de 40 años conquistó su independencia. El Egipto del pecado es destruído y sumergido. Y Ezequiel profeta anuncia la promesa de Dios "Derramaré sobre ustedes un agua pura.... pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo". La promesa de Dios es un Agua purificadora y un Espíritu renovador.

El agua es condición para la vida. El agua hace crecer y desarrollarse, refresca y purifica, es alegre y transparente. El agua acuna al hombre nueve meses. No podemos vivir sin ella. Renueva la tierra. Alimenta las plantas. Comunica la vida. El agua nos sostiene y nos limpia el alma.

En el Jordán Jesús baja a las aguas para sumergirse en ellas según el Bautismo de Juan. Entonces se abre el cielo y el Espíritu baja sobre El como paloma. Y desde ese día, todas las aguas de la tierra por El fueron santificadas y hechas transparentes. Y para Nicodemo, es muy clara la exigencia de Jesús :"Si no renaces por el agua y el Espíritu no puedes entrar al Reino de los cielos". Re-nacer, vivir purificado y con un corazón nuevo. Pasar del caos a la vida por obra del Espíritu.

El Espíritu es una fuerza nueva que transforma el corazón. Alienta a los hombres, los anima, los purifica, los hace crecer y les da vida." (Miguel Ortega Riquelme)

1. Génesis 1, 1-2; Génesis 7, 22-24; Ezequiel 36 25-28; Mateo 3, 13-17; Juan 3, 3-8
2. Experiencias ante la sed, el agua de cada día, los ríos o el mar.
¿Has estado en peligro de ahogarte? ¿Qué has sentido?
3. Enumera las principales cualidades del agua en la naturaleza y en la vida humana.
4. Enumera las razones por las que el agua es signo del Espíritu.
Brisa y aliento

Cuando se agitaban las aguas en la piscina de Betsaida, era señal de la presencia del Espíritu que sanaba; y cuando el viento movía las copas de los árboles, era señal para David de que el Señor iba delante de él para dar la victoria a su ejército. El viento es también señal del Espíritu. Es incluso un juego de palabras: tanto en griego como en hebreo, la misma palabra designa al viento y al espíritu.

Viento que sopla sin saber de dónde y que lleva no se sabe a qué. Inspiración secreta e impulso transparente. Frescura y movimiento. Oxígeno y vida. Brisa y tempestad. Brisa mañanera que acaricia la piel. Lejano e íntimo. Suave y arrollador. ¿Qué elemento representa mejor la libertad, la fuerza, la inmensidad, la cercanía, el misterio y la realidad del Espíritu en nuestras vidas? Con la metáfora del agua, la del viento es la que mejor describe sin describir la presencia y la acción del Espíritu de Dios en el mundo que él ha creado. Un viento impetuoso precedió a la experiencia de Pentecostés y mientras el viento llenaba toda la casa, el Espíritu llenaba el alma de los apóstoles allí reunidos.

Elías (1 Reyes 19, 9-13) no encontró a Dios en el huracán, ni en el temblor, ni en el fuego, sino en el susurro de una brisa suave. El Espíritu nos guía con delicadeza matinal. A veces ni caemos en la cuenta nosotros mismos de su presencia y de su influencia, tan callada como eficaz. ¿Quién nos da ese gozo súbito que no sabemos de dónde viene que llena de repente nuestro corazón con un anticipo anónimo de la dicha futura? ¿Quién hace brillar por un instante ante nuestra vista atónita la belleza de la creación y el sentido de la vida como si todo fuera evidente y claro y hermoso y profundo? ¿Quién despierta en nosotros la amistad y la confianza, quién revela la belleza de un rostro y la nobleza de un corazón, quién nos acerca a otros, nos abre sonrisas, nos hace sentirnos a gusto entre los demás? ¿Quién nos descubre el equilibrio de un paisaje, el secreto de un verso, el encanto de una melodía? ¿Quién desciende sobre nosotros en la oración con un calor íntimo, con un nuevo entender de un pasaje de la Biblia, con la seguridad irrefutable de la realidad eucarística? ¡Benditas brisas del Espíritu que sorprenden al alma y hacen ondular como campo de mieses las emociones de su eterna primavera!

También el viento nos habla del Espíritu. La fuerza y la majestad del cielo en tormenta son imagen del Espíritu que rige y domina, y también el huracán majestuosos esconde su presencia. Todo viento habla de mensaje, y brisas y vendavales se complementan para expresar todos los aspectos diversos de una realidad que nunca agotan. Jesús mismo sopló un día de gloria sobre sus discípulos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo" (Juan 20,22) Aliento y vida de su mismo pecho. Jesús se va, pero queda su aliento, y cada brisa mañanera, cada temporal encendido, cada suspiro de hombre, cada respiración rítmica nos recordará el divino contacto, el poder permanente, el amor jurado." (Carlos G. Vallés)

"Este soplo de Dios comunica la vida. Este viento suave nos hace respirar cada hora. El aire del espíritu hace respirar al hombre. El aliento de Dios nos sostiene la existencia. El Espíritu de Dios hace latir el corazón y abrir los ojos.

El viento tiene ambiente de libertad. El viento tiene rostro de aventura. El viento se alimenta de Alegría. El| Espíritu alienta la esperanza. El viento sopla fuerte o suave. Como tormenta o como brisa. Como gemido o como aliento.

Los cristianos necesitamos soltar amarras y correr riesgos. Como El quiera. Cuando El quiera. Por donde El quiera. Sin saber de dónde ni hacia dónde. Como llevó a Jesús al desierto y lo condujo. Al igual que ese aliento sobre el barro del primer hombre. el Viento de la libertad y de la vida. (Miguel Ortega Riquelme)

1. Gen 2,7; Ex 14, 21-22; Jn. 20,20-23; Hechos 2, 1-4
2. Experiencias o sensaciones ante el aire, la brisa, el viento, la respiración.
3. ¿Qué has sentido cuando te ha costado respirar o has notado que te falta el aire?
4. ¿Por qué el viento es signo del Espíritu?
Fuego

"Tras el agua y el viento, el fuego. Lenguas de fuego dibujarán el Espíritu en Pentecostés, y ya desde el Antiguo Testamento el fuego del cielo acompañaba las teofanías (manifestaciones) que acercaban a Dios a su pueblo. También el fuego, puede significar la aprobación de Dios en luz y calor, como también su ira en castigo y destrucción; pero, en cualquier caso, encarna siempre su cercanía y su presencia.

Fuego, agua y viento acompañan al Señor de los cielos cuando se acerca a la tierra a proteger a sus escogidos. La columna de nube que guía a Israel por el desierto se hace columna de fuego en la oscuridad de la noche. Esa es una de las funciones favoritas del Espíritu: protección y guía. Caminar paso a paso. Marcar los momentos en que hay que reposar y los momentos en que hay que avanzar. Así mismo el fuego, de origen celestial en el rayo y las centellas, y de poder irresistible más allá de la mano del hombre, señal, al consumir el sacrificio, de que Dios acepta y recibe el don del hombre y lo transforma en sí mismo. En ocasiones señaladas, el fuego desciende del cielo, para consumir el sacrificio visiblemente y señalar su aceptación.

"Holocausto" es palabra griega de sentido técnico en su origen y de aplicación fecunda en su imagen. Quiere decir "quemar del todo" sin dejar parte alguna sin consumir por el fuego. El símbolo del holocausto es bellamente válido en nuestros días. Todo para el Señor. Nada de tacañerías, regateos medias tintas. Generosidad y totalidad. Que el fuego haga su labor. Que arda en mi vida, con todo lo que soy, pienso y deseo, en homenaje pleno al Dios que me creó. No me quedo con nada, no reclamo recompensas, no negocio concesiones. Todo sobre el altar. Gesto de entrega total. Ofrenda digna de Dios, Señor absoluto de su creación. Y secreto de paz interior para quien así se entrega sin reservas, sin condiciones, sin excepción alguna en su consagración voluntaria a Dios. La entrega a medias es lo que nos hace sufrir con su insatisfacción, sus dudas, sus roces, sus idas y venidas, su falta de sinceridad, de firmeza, de estabilidad. Conozcamos el valor de darlo todo en la tranquilidad de no retener nada. La prueba de fuego. El mérito del holocausto.

El fuego prueba y purifica. En el crisol se separa el oro de la escoria. La vida fácil no revela lo que hay en el hombre, y mediocridades sin cuento andan por los caminos del mundo sin saber ellos mismos el precio de su vida y el valor de la virtud. Pero llega la adversidad y da la oportunidad de mostrar el temple y ejercer la paciencia. El sufrimiento acrisola la vida. Y ahí está precisamente el secreto de entender de alguna manera y encontrar fuerzas para hacer frente al dolor, dentro del misterio de vida y de fe que es sufrir y el respeto que inspira toda herida abierta en el corazón del hombre. El secreto es saber que ese sufrimiento que nos aqueja, es en último término fuego que viene de arriba y que, con dolor pero con esperanza, prueba y purifica el oro que llevamos dentro para engarzarlo un día en corona de eternidad. El amor que Dios nos tiene no admite rivales. La sinceridad del fuego como testigo de la unión sagrada. Fuego que arde en dos corazones al mismo tiempo. Fuego que quema y marca. Jesús dijo que había venido a traer fuego a la tierra y que estaba deseando que se encendiese. En este fuego está todo: purificación, decisión, sufrimiento, amor, entrega." (Carlos G. Vallés)

"Alrededor de una fogata se reúnen y cantan los amigos. El fuego calienta la casa, prepara la comida, funde los metales, e ilumina la oscuridad. El fuego hace dibujos en el aire, entretiene largas horas, juega alegremente, ríe y habla. El fuego invita a reunión, a intimidad, a confidencia, a diálogo y a fiesta. Es amistad compartida y tiempo de encuentro en la noche del hogar. Hay también fuego que quema y hiere. Hay fuegos de agresiones y armamentos y hay fuegos destructivos como bombas. Pero existe sobre todo el fuego intenso del amor. Es el fuego que arde en cada hombre que siente, que lucha, y que ama. Es un fuego permanente. Activo y en movimiento. Es el fuego que no cansa, que no reposa, que no se apaga. Es el amor. El fuego de la vida."

1. Ex. 3, 1-7; Lc. 12,49; Hech. 2, 3-4
2. Comparte tus experiencias del fuego. Positivas y negativas.
3. ¿Cuándo has podido decir como los discípulos, que tu "corazón ardía"
4. ¿Por qué el Espíritu es significado por el fuego? Busca varias razones.
Paloma

"A la palabra se añaden los símbolos. La imagen va a llegar a donde no llega la expresión hablada. El Espíritu escapa a la definición matemática, pero se presta encantado a la imaginación, a la poesía, a la metáfora, a la imagen. "Paloma" es, desde luego, un piropo. Sabios teólogos se las ven y se las desean para averiguar las razones especulativas que llevaron al Espíritu Santo a escoger la paloma como símbolo propio y acaban por darse por vencidos. No va por ahí la cosa. Es asunto de poesía, más que de teología, que tampoco están reñidas. La paloma se hace al instante ternura, sencillez, inocencia. Es fácil acercarse a ella, no se espanta, no se hace daño. Esos rasgos se aplican con fervor espontáneo al Espíritu Santo, y la imagen ayuda al contacto.

La paloma aparece al final del diluvio con el ramo de olivo en el pico como prueba que la tierra está lista otra vez.. Desde entonces la paloma es símbolo de la paz. La paz es el deseo más profundo del corazón humano, y desde ahora su don queda vinculado al Espíritu Santo, dador de paz y dueño de la tranquilidad.

El Espíritu es quien nos libera de todo cautiverio moral o ideológico, físico o mental. "Donde está el Espíritu de Dios está la libertad", dirá después San Pablo con experiencia propia y ajena. La paloma nos guía. Meditaré como la paloma, dijo Isaías o su traductores latinos. El arrullar de la paloma, sus largas calmas en el alféizar de la ventana o sobre una viga del techo evocan la pausa meditativa del alma en paz. Para meditar hace falta tranquilidad, la paloma es animal pacífico y por eso su imagen evoca la contemplación.

Las leyes del Levítico prescribían que los pobres que no tenían dinero para más, ofrecieran un par de palomas en sacrificio de purificación para la madre Así lo hizo María en su día. Ese rito convierte a la paloma en amiga de los pobres símbolo de pureza y victoria. El Espíritu Santo es Padre de los pobres y es esa sencillez, esa apertura para recibir, que caracteriza al pobre, lo que invita su presencia y prolonga su estancia. El pobre sufre hambre y el hambre materializa el deseo. Deseo elemental del pan y alimento, que significa el deseo transfigurado de Espíritu de Dios. La pobreza es el espacio vacío en el que encaja Dios.

La paloma es pureza por el blanco de su color y la sencillez de sus intenciones, y el Espíritu ama a los limpios de corazón, a los sinceros, a los claros. La vida moderna ha hecho al hombre volverse complicado, desconfiado, ya no se fía de nadie se ha perdido el sí y el no del evangelio y los hablares de los hombres son una maraña tejida a sabiendas para que nadie sepa que han querido decir y nadie quede atrapado en lo que dice. La sencillez es atributo del Espíritu y es bello recobrar la inocencia de las palabras entre la hipocresía de lenguaje.

Y una paloma más: en un viaje a Rusia visité cerca de Moscú el monasterio de Zagorsk en pleno culto del dia mariano de la Asunción de la Santísima Virgen. Allí sobre la pila bautismal vi suspendida del alto techo una paloma de plata en la que adivine la puertecita que podía abrirse en su cuerpo para llegar la interior. Esa paloma es para los cristianos ortodoxos el tabérnaculo en la que guardan la eucaristía por si hiciera falta para un enfermo en viático súbito. El Espíritu Santo entre dos sacramentos, eucaristía y bautismo. El Espíritu Santó formó en María el cuerpo sagrado de Dios entre los hombres y ahora la paloma guarda virginalmente en su pecho blanco ese cuerpo sagrado para su unión con el hombre cuando mas lo necesita al entregar su vida. Y debajo la fuente de las aguas otra vez el Espíritu aletea sobre aguas de creación y redención. La primera imagen de la creación recogida en el fe y el arte de la iglesia de hoy en tierra inesperada el Espíritu siempre presente." (Carlos G. Vallés)

"Cuando a Jesús lo cubren las aguas transparentes del Jordán para ser bautizado por Juan, cuando va a iniciar su misión y es ungido como profeta, entonces el cielo se abre en el silencio. Y una paloma se posa sobre la cabeza del Cristo. Y desde ese día Jesús, lleno del Espíritu, empieza a recorrer los campos y a ganarse el corazón del pueblo. Una paloma proclamó un tiempo nuevo.

La paloma tiene ternura, no hace ruido ni busca llamar la atención. Es paciente y sencilla. no busca divisines. La paloma es amiga del hombre. No causa violencia, no discute, no pelea. Es doméstica, cercana, humilde y mansa. Se mueve en el silencio. Llega como un arrullo. Viene sin bullas ni estridencias. La paloma no es el águila fuerte que alcanza las alturas ni el canario elegante que canta con vanidad. Es el amor, es la paz, es la humildad silenciosa.

1. Génesis 8, 8-12; Mateo 2, 13-17
2. Qué cualidades percibes en las palomas?
3. Analiza el texto del diluvio y ve qué símbolos del Espíritu encuentras ahí.
4. ¿Por qué el Espíritu es significado en una paloma.

13.11.05

Un dirigente Schoenstattiano

Síntesis de un texto del "Manual del Dirigente" P. Rafael Fernandez de la A.


Que NO es un jefe Schoenstattiano.

1. No es un ideólogo, un profesor que gusta dictar cátedra o acaparar sin dejar hablar a los demás, que apabulla haciendo alarde de su saber, sobretodo si no encarna la verdad que proclama. Un jefe schoenstattiano, debe saber escuchar, motivar y recibir las opiniones de los demás. Por supuesto que debe poseer sólidos conocimientos de la Iglesia y de Schönstatt, lo que le dará seguridad, pero educar consiste en algo más que en proclamar verdades.

2. No es un organizador o dirigente activista que se caracteriza por estar siempre en movimiento, exigiendo efectividad, sobretodo si es a costa del cultivo de la vida y de las relaciones personales, o de la vida de oración. El dirigente debe saber permanecer detrás, procurando que las iniciativas surjan de los suyos.

3. No es un caudillo, un dirigente personalista, que busca estar siempre en el centro, que todos lo sigan en sus planes o se identifiquen con sus intereses, o que incluso promueve actitudes de rebeldía en los suyos frente a otras personas con autoridad.

4. No es un pequeño dictador, que ejerce su autoridad imponiéndola, sin respetar la realidad, la opinión ajena y que cree que él lo sabe todo y todo lo hace mejor. Tampoco es el otro extremo, un jefe "democratista" el cual no tiene conciencia de que estállamado a ser un centro personal y una fuente de vida para la comunidad a su cargo. Quiere que todo se resuelva por votaciones, no toma iniciativas, insistiendo que el está a nivel de los demás, no logra cohesionar al grupo y genera inseguridad.

5. No es un jefe "anémico" que no sólo no desea poseer autoridad sono que tampoco la tiene. Le falta confianza en sí mismo y en Dios. Se siente sobrepasado por su cargo y sus necesidades lo amedrentan. Por eso con facilidad "desaparece" del grupo y deja "botado su cargo". No es raro que opte por quejarse de que todos están contra él o no lo toman en cuenta.

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Taller Fe Practica Divina Providencia

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Programa Taller Vivencial sobre la
Fe Práctica en la Divina Providencia

- Video sobre espiritualidad de Schoenstatt
- Testimonios
- Presentación conceptos Fe Práctica en la Divina Providencia
- Presentación símbolos de la Divina Providencia
- Meditación sobre los símbolos de la Divina Providencia y mi historia personal.
- Cómo el Padre Kentenich enseñó a la Hna. Petra a tomar una decisión basándose en la Fe Práctica de la Divina Providencia – Metodología FPDP
- Trabajo en grupos, armar un caso (inventado o real sin decir de quién es) pasarle el caso a otro grupo, y qué este aplique la metodología de la FPDP. Plenario: representación del caso y su posible solución.
- Vivencia

Fe Práctica en la Divina Providencia
Algunos conceptos…


Maneras erróneas de vivir la fe

¸ Una fe sentimentalista: La fe no es una idea ni una verdad que yo acepto. Es una vida conforme a esas verdades una coherencia de vida. Tenemos una fe sólida y profunda cuando se vienen abajo los apoyos humanos cuando las cosas no nos resultan y, sin embargo, mantenemos incólume nuestra confianza en el Señor y en María. No es una fe blanda, acaramelada o sentimentalista.
¸ Una fe intelectualista: La separación de fe y via se manifiesta cuando se reduce la fe a ideas. A veces podemos analizar y discutir ideas religiosas sin que esa reflexión y análisis modifiquen nuestra manera de vivir. Caemos, sin darnos cuenta, en un intelectualismo o racionalismo, somos teóricos y muy poco concretos.
¸ Una fe moralista: Es reducir nuestra e a un código de mandamientos o preceptos morales. Una persona de comportamiento ético no es necesariamente una persona religiosa. Pues todo se puede hacer desligado totalmente de quien está desligado de las normas morales, del Dios personal.
¸ Una fe pasiva o un activismo religioso: Permanecemos en el mundo de los sentimientos religiosos pero no pasamos a la acción, hay gente que es asidua a todo tipo de prácticas religiosas pero su vida no es testimonio del evangelio. En el activismo se pierde la relación cálida con Dios, se reducen las prácticas espirituales, etc. Las obras sin fe son obras muertas

Concepto de Fe Práctica en la Divina Providencia

¿Qué es la Providencia?
Es la actividad mediante la cual el Padre cuida de todo lo que ha creado, de modo que su plan de amor se vaya realizando eficazmente. Providencia=proveer. Es lo mismo que hace Dios. Para que su plan de amor pueda cumplirse, él debe mandarnos a cada momento las exactas “provisiones” de alegría, dolor, enfermedad, éxitos o problemas que nos convienen.
La fe en la Divina Providencia, puede entenderse de dos maneras: como una fe puramente doctrinal, es la que acepta como verdadera la existencia de la Providencia. Pero este tipo de fe a menudo se queda allí , sin sacar las consecuencias que de dicha “verdad” se derivan para nuestro vivir concreto. Esto último es lo propio de lo que llamamos una fe práctica en la Divina Providencia.
Las consecuencias vitales que ésta saca son dos. Primero, una gran confianza frente a la vida. Porque si la Providencia existe, no hay nada que temer. Significa que el Padre cuida siempre de nosotros con un amor y una eficacia del que la propia experiencia da testimonio. La otra consecuencia es la posibilidad de convertir nuestra fe en una fe activa y colaboradora frente al plan de Dios.
La fe práctica en la Divina Providencia afirma que Dios tiene un plan desde toda eternidad y que todo lo ordena hacia la consecución o el fin de ese plan. Expresiones del Padre Kentenich como “Está en el Plan de Dios” o “Cuál es el plan de Dios en mi vida” corresponden a esa fe.
Esta fe también comprende la verdad revelada de que Dios también deja actuar al demonio en la historia. Teológicamente se habla de que en gobierno del mundo se pueden distinguir las “disposiciones”, o conducciones de Dios, y las “permisiones” de Dios. Es decir, en otras palabras, Dios permite el pecado. El no es el agente del pecado porque quiere resguardar la libertad del hombre.
El gobierno de Dios es misterioso y misterioso también es el fin al cual nos conduce. Por eso la fe práctica en la Divina Providencia incluye riesgo, audacia, oscuridad. “El Dios de la vida no quiere sólo una respuesta de la cabeza, - dice el PK sino también del corazón. La FPDP es la consonancia de la conducción de Dios y del seguimiento del hombre.” La docilidad ante este Dios que me invita a seguir sus caminos y la disposición a ser fiel hasta en lo más mínimo a esa voluntad y deseo suyo: esto es guiarse por la fe en la Providencia.
El Padre Kentenich agrega que esta fe que arraiga en mi corazón filial, en mi amor de hijo, incluye también la fortaleza, la audacia, el heroísmo filial.
La fe práctica en la Divina Providencia está animada de amor, por el amor filial y ese amor se traduce en obras. Es una fe que no se queda en el intelecto sino que baja al corazón y ala vida.

Símbolos de la Fe Práctica en la Divina Providencia
Meditación Personal









La mano Una mano con guantes de hierro










La mirada del Padre El Padre que tiene el timón en su mano










La alfombra La maleta (Hermana M. Emilie)








Los mejores pañales
Meditación

Este momento es una pequeña cita con tu Padre Dios… de meditar en qué momentos lo has experimentado como un Padre Providente. Medita en cada símbolo de la Providencia de Dios que hemos presentado y relaciona con ellos momentos de tu vida. Si quieres cierra los ojos, respira profundo y… ¡conéctate!

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Oración – Encuentro
Elige el símbolo que más te identificó y si quieres escríbele a tu Padre una oración de todo corazón…

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El Padre Kentenich nos ayuda a tomar decisiones
según la Fe Práctica en la Divina Providencia

Los cinco pasos…

1. Sentir un impulso del corazón, un deseo o una inspiración o que se presente un acontecimiento que nos lleve a querer tomar una decisión
2. Lograr una visión realista de la situación concreta
3. Silencio, oración y reflexión y tres noches de descanso profundo… callarse la boquita…
4. Hablar o conversar con una persona de confianza, una persona madura, para exteriorizar lo pensado.
5. Tomar una decisión personal, libre, asumiendo todas las consecuencias.

Textos de Nuestro Padre y Fundador sobre la Divina Providencia

“La fe en la Divina Providencia configura, hasta en los más mínimos detalles, nuestra vida práctica. Todos y más que nadie nuestra juventud aquí presente, tenemos el fuerte impulso creador de apropiarnos de un estilo de vida, de una forma de vida original. Si queremos ser verdaderos hijos de Schoenstatt entonces una parte esencial de nuestro ser tiene que formar según la Fe práctica en la Divina Providencia. ¿Cómo es un estilo de vida práctica de ese tipo?
El hombre providencialista se encuentra en el mundo del más allá y maneja y configura el mundo del más acá. Es decir, está con ambos pies en el más allá y con ambos pies en el mundo del más acá. La gracia perfecciona la naturaleza, lo la destruye sino que la eleva. Para nosotros los schoenstattianos rige una ley: los hombres más sobrenaturales deben ser los más naturales.

Tres características del hombre providencialista:

1. El hombre con una visión clara, amplia y profunda: Gracias a la FPDP no ve las cosas sólo con ojos naturales, tiene un nuevo órgano visual: los ojos de Dios, ve todas las cosas de la vida diaria. Lo más importante es que aprendan a manejar su vida a la luz de la fe.
2. El hombre audaz: Tener el valor de arriesgar algo, de decidirse y de llevar a cabo lo decidido, a pesar de todas las dificultades. En la educación actual es de gran importancia orientarse a uno mismo y orientar a otros a decidir por sí mismos, a asumir responsabilidades. Tenemos que formar a un hombre que decida por sí mismo. El hombre se distingue de los animales por su libertad. La libertad tiene dos dimensiones: la capacidad de decisión y la capacidad de llevar a cabo lo decidido. Si la libertad interior no seremos personalidades fuertes que Dios pueda usar como instrumentos. El hombre providencialista camina por la vida sin mayor miedo, utiliza todas las inseguridades para encontrar seguridad en Dios, entregándose al Padre sin condiciones, sencillamente y como un niño.
3. El hombre alegre porque está seguro de la victoria: Es obvio decir que, en último término, Dios tiene que triunfar contra el demonio a pesar de todas las situaciones externas adversas. Por eso también resulta evidente para el hombre providencialista que en último término la victoria debe corresponder a su bandera, a la bandera de Cristo. ¡Solamente tiene que mantener viva la conciencia de ser instrumento!!”

Tomado de “Tiempos Apocalípticos”, Segunda Jornada Pedagógica en Bellavista, Chile Del 9 al 11 de Marzo de 1951. Editorial Schoenstatt, Santiago 1993

Categorie: talleres

12.11.05

Primera Acta de Fundación Schoenstatt


PROGRAMA:

Aceleración del desarrollo de nuestra propia santificación y, de esta manera, transformación de nuestra Capillita en un lugar de peregrinación.


1. Ante todo, vuelvo a saludarles con el hermoso saludo que hacía tiempo no les dirigía: “Nos cum prole pia, benedicat Virgo María”, con Cristo su Hijos, bendíganos la Virgen María. Es la primera vez que esta divisa de congregantes resuena en este lugar. ¡Qué se prolongue y siga resonando por todos los tiempos venideros!

2. Tanto el padre como la madre y los hijos, se alegran al poder tomar posesión de un hogar propio, aunque éste sea poco vistoso y pobre en comparación con la magnífica casa de arriendo que acaban de dejar. El pensamiento: “La casa es nuestra” excede a todas las demás ventajas. De esta pura alegría familiar podemos también gozar nosotros en el día de hoy. Esta Capillita pertenece a nuestra pequeña familia de congregantes, a cuya cabeza reina nuestra Madre Celestial. Es toda nuestra, es únicamente nuestra. Sin envidia alguna cedemos a otros la capilla más hermosa de la casa, nuestra casa arrendada, que teníamos hasta ahora. Nos alegramos y no nos dejaremos quitar por nadie esta alegría. Pero, en el día de hoy, además de la alegría, también un sentimiento de santo orgullo hace palpitar más fuertemente nuestros corazones, porque el Santuario que se hallaba desde tiempos inmemoriales más o menos abandonado, desmantelado y vacío, ha sido restaurado por nosotros, y por iniciativa nuestra dedicado a la Sma. Virgen. Por lo menos, desde que habitan y trabajan aquí los Pallottinos, no han lucido estas paredes adorno más bello que hoy. ¿Podemos acaso encontrar en este feliz acontecimiento un presagio favorable del futuro desarrollo de nuestra joven Congregación?

3. ¡Sin duda! Sería una obra sublime, digna del esfuerzo y de la actividad de los mejores, si nosotros, los congregantes, lográsemos introducir en nuestro internado un ardiente amor a María, y una intensa aspiración a la virtud en los estudiantes, como no la hubo jamás aquí.

4. Pero, ¿por qué me expreso con tanta timidez y reserva? ¿Acaso he perdido la confianza en ustedes? Cierto es que sólo quedan las ruinas de nuestra floreciente Congregación. Pero, de las ruinas brotará pronto nueva vida. Garantía de ello es para mí la fiel cooperación de ustedes durante el año pasado y el auténtico espíritu mariano que han adquirido. Puede ser que durante las vacaciones, bajo el humo y el polvo de la vida diaria, se hayan desvanecido algunos ideales, que uno u otro propósito formulado en el curso del año y que hemos tenido por invariable, no haya resistido la prueba en la vida práctica. Pero una cosa nos ha quedado –estoy seguro de ello- y ésta es la convicción de que la auténtica grandeza moral y religiosa, según el estado de cada cual, es inseparable de un verdadero congregante. Y hoy día, lo mismo que a fines del último año escolar, nos anima la voluntad de triunfar, de realizar el ideal de nuestra Congregación. No, mis queridos congregantes, no he perdido la confianza en ustedes. Sé que construyendo sobre lo que hemos alcanzado hasta ahora, haremos grandes progresos en este año, tal como nos lo habíamos propuesto el año pasado.

5. Este desarrollo lento de nuestra gracia vocacional y el mayor grado de espíritu religioso y apostólico originado por este desarrollo no es, sin embargo , lo que quisiera proponerles como meta. Mi exigencia se refiere a algo incomparablemente superior: cada uno de nosotros ha de alcanzar el mayor grado posible de perfección y santidad, según su estado. No simplemente lo grande, ni algo más grande, sino precisamente lo más excelso ha de ser el objeto de nuestros esfuerzos intensificados. Ustedes comprenderán que me atrevo a formular una exigencia tan extraordinaria sólo en forma de un modesto deseo.

6. Pero si ustedes quieren saber el origen de este anhelo, me parece que puedo manifestarles una secreta idea predilecta.

7. San Pedro, después de haber contemplado la gloria de Dios en el Tabor, exclamó arrebatado: “¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos aquí tres tiendas!”. Una y otra vez vienen a mi mente estas palabras y me he preguntado ya muy a menudo: ¿Acaso no sería posible que la Capillita de nuestra Congregación al mismo tiempo llegue a se nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de María? Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de gracia. Sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de gracia, para nuestra casa y toda la Provincia alemana y quizás más allá. Todos los que acudan acá para orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué bien estamos aquí! ¡Establezcamos aquí nuestra tienda! ¡Este es nuestro rincón predilecto! Un pensamiento audaz, casi demasiado audaz para el público, pero no demasiado audaz para ustedes. ¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros? Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella (1).

8. Al decir esto, mis queridos congregantes, siento que mis palabras encuentran eco. ¡Ya están ardiendo sus corazones! Ustedes han hecho suyo mi producto: lo pongo tranquilamente en sus manos, lo mismo que su ejecución, y no tengo reparo en escribirlo en nuestra crónica. ¡Qué las generaciones venideras nos juzguen! ¿Alcanzaremos el fin que nos hemos propuesto? En cuanto depende de nosotros, mis queridos congregantes, -y esto no lo digo vacilando y dudando, sino con plena convicción-, todos nosotros haremos todo lo posible. Tal como para nuestro segundo patrono, San Luis Gonzaga, una capilla de la Sma. Virgen en Florencia fue el origen de su santidad, así también esta capilla de nuestra Congregación será para nosotros cuna de santidad. Y esta santidad hará suave violencia a nuestra Madre Celestial y la hará descender hasta nosotros.

9. Hace más de cinco siglos los ingleses y franceses se destrozaban en una guerra sangrienta. Francia ya estaba a punto de quedar totalmente aniquilada. Al mismo tiempo, una humilde aldeana francesa imploraba en fervorosa oración a la Sma. Virgen la salvación de su rey. De repente se le aparece el Arcángel San Miguel y le dice: “Aquella que el gran Dios reconoce por Madre suya me ha ordenado que me presente a ti, para anunciarte que ciñas la espada, cubras tu cuerpo con una coraza y diendas la causa de la justicia. Tú librarás la ciudad de Orleans de sus enemigos y llevarás al rey a Reims a ser coronado. En la Iglesia de Santa Catalina de Fierbois está enterrada una espada detrás del altar. Hazla sacar y cíñetela”.

10. La joven se llamaba Juana de Arco, conocida en la historia como la Doncella de Orleans. Pío X la beatificó en 1909. Se me figura que nuestra Señora, en estos momentos; en la antigua capilla de San Miguel nos dirige estas palabras por boca del Santo Arcángel:

11. No se preocupen por la realización de su deseo. Ego diligentes me diligo. Amo a los que aman. Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que tomas en serio su propósito. Ahora tiene para ello la mejor oportunidad.

Y no crean que es algo extraordinario, si ustedes suben al máximo más allá que las generaciones pasadas las exigencias que se ponen a sí mismos dado el tiempo tan serio y tan grande como el que vivimos actualmente.

Según el plan de la Divina Providencia debe ser la guerra mundial, con sus poderosos impulsos, un medio extraordinariamente provechoso para ustedes en la obra de su propia santificación. Es esta santificación la que exijo de ustedes. Eslla es la coraza que tienen que ponerse, la espada con que deben luchar para la consecución de sus deseos. Tráiganme con frecuencia contribuciones al Capital de Gracias. Adquieran por medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una intensa vida de oración muchos méritos y pónganlos a mi disposición. Entonces con gusto me estableceré en medio de ustedes y distribuiré abundantes dones y gracias. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes hacia mí, y los educaré como instrumentos aptos en mi mano.

Documentos: Acta de Prefundación Schoenstattt

Category: documentos
PROGRAMA

1. Hoy sólo quiero presentarme a ustedes. “Por esta respuesta del candidato Jobs, se originó un general sacudimiento de cabezas”. Este verso profundo y altamente poético de un conocido poema épico (2) se puede parodiar –y, naturalmente, de acuerdo a la esencia de la parodia, formularlo de manera aún más ingeniosa- por ejemplo así: “Por la noticia del nuevo Padre Espiritual se originó un general estiramiento de cuellos”. Por el nuevo P. Espiritual… del nuevo P. Espiritual aquí se trata de un genitivo objetivo y quiere decir: por la elección del nuevo P. Espiritual. Dicho sea de paso, con esto ha cumplido el deseo de Theile (3) ya que él me propuso que hoy habláramos algo sobre el genitivo. ¿Estás conforme Theile o quieres saber algo más?

Pero dejemos las bromas. Estoy convencido que la parodia de estos versos traduce perfectamente sus sentimientos y su actitud frente a mi nombramiento. Ustedes se admiran y están desengañados. Por eso el “general estiramiento de cuellos”. Pero es peligroso mantener por mucho tiempo el cuello estirado y tenso. Se podría producir un calambre. Por esta razón yo mismo volví de nuevo mi cabeza y mi cuello a su posición normal y acepté lo inevitable. Quizás… y con este fin quisiera darles cuenta hoy de:

* nuestra relación hasta el presente
* nuestra relación futura.

2. ¿Cuál ha sido nuestra relación mutua hasta el presente? La respuesta es simple: no hemos tenido nada que ver el uno con el otro. Nos hemos cruzado en el camino sin encontrones y sin bombardearnos con miradas críticas. Hasta ahora todo esto fue inofensivo. No les será agradable ni indiferente si les confieso que por principio traté de evitar todo contacto estrecho con ustedes. Cuando el año pasado llegué a Ehrenbreitstein, el padre Rector me pidió que atendiese las confesiones de ustedes, si así lo solicitaban. Pero me defendí con pies y manos, consiguiendo, finalmente, que me dejasen en paz. ¿Qué motivos tuve para esto? No quería ocuparme en nada de ustedes para poder dedicar todo mi tiempo libre y mis fuerzas, a los laicos, especialmente a la conversión de los viejos y empedernidos pecadores. Quería dar caza a los llamados “corderos pascuales” (4) y mi mayor alegría de sacerdote la sentía cuando venía uno de ellos agobiado con el peso de una vieja carga, que se había juntado al correr de los años, de modo que el confesionario llegaba a crujir.

3. Ahora pueden comprender, en parte, mi actitud: me mantenía a la distancia, no por desprecio, no porque me fueran desconocidas las más nobles y delicadas emociones y necesidades del alma juvenil, ni por participar de la opinión que entre estudiantes no suceden profundas conmociones espirituales. No, si alguien me hubiera dicho “éste o aquél están muy necesitados interiormente”, gustoso me habría preocupado de él. Pero algo así normalmente no se dice. Por eso corté por lo sano y no me preocupé en absoluto de ustedes.

4. Y ahora me han nombrado Director Espiritual sin que haya hecho absolutamente nada para ello. En consecuencia debe ser voluntad de Dios. Por eso, acojo esta voluntad, firmemente decidido a cumplir del modo más perfecto, mis deberes para con todos y cada uno de ustedes. Me pongo, por lo tanto, enteramente a su disposición, con todo lo que soy y tengo; con mi saber y mi ignorancia, con mi poder y mi impotencia, pero por sobre todo, les pertenece mi corazón. Sólo el tiempo que de ustedes me reste servirá para la realización de mi idea predilecta.

Espero que nos entendamos bien. Espero que haremos todo lo posible por alcanzar, del modo más perfecto, el fin común que nos hemos propuesto.

5. ¿Cuál es, entonces, nuestro fin? La pregunta es importante, porque de su respuesta dependen nuestras relaciones en el futuro. Por eso les respondo clara y brevemente:

Bajo la protección de María, queremos aprender a educarnos a nosotros mismos, para llegar a ser personalidades recias, libres y sacerdotales.

La realización y la práctica de esta meta nos ocupará todo el año. Hoy apenas quiero dar algunas explicaciones.



6. Queremos aprender. Por tanto, no sólo ustedes, sino también yo. Queremos aprender unos de otros. Porque nunca terminaremos de aprender, mucho menos tratándose del arte de la autoeducación, que representa la obra y tarea de toda nuestra vida.



7. Queremos aprender, no sólo teóricamente: así hay que hacerlo, así está bien, así, incluso, es necesario… En realidad todo eso nos serviría muy poco. No. Tenemos que aprender también prácticamente. Debemos poner manos a la obra cada día, cada hora. ¿Cómo aprendimos a caminar? ¿Se recuerdan cómo aprendieron, o por lo menos, cómo aprendieron sus hermanos menores? ¿Acaso la mamá hizo grandes discursos diciendo: “Fíjate Toñito o Martita, así hay que hacerlo”? Si así hubiese sido, aún no sabríamos caminar. No, ella nos tomó de la mano y así comenzamos a caminar. No, a caminar se aprende caminando; a amar, amando. Del mismo modo debemos aprender a educarnos a nosotros mismos por la práctica constante de la autoeducación. Y, en verdad, ocasiones no nos faltan.

8. Queremos aprender a educarnos a nosotros mismos. Esta es una tarea noble y alta. Hoy en día la autoeducación ocupa el centro de la atención en todos los círculos culturales. La autoeducación es un imperativo de la religión, un imperativo de la juventud, un imperativo del tiempo. No pretendo ahora explicar detalladamente todos estos pensamientos. Sólo diré algo sobre lo último.



9. La autoeducación es un imperativo del tiempo.

No se necesita un conocimiento extraordinario del mundo y de los hombres para darse cuenta de que nuestro tiempo, con todo su progreso y sus múltiples experimentos no consigue liberar al hombre de su vacío interior. Esto se debe a que toda la atención y toda la actividad tiene exclusivamente por objeto el macrocosmos, el gran mundo en torno a nosotros. Y realmente entusiasmados tributamos nuestra admiración al genio humano que ha dominado las poderosas fuerzas de la naturaleza y las ha puesto a su servicio. Ha unido las distancias del orbe, ha explorado los abismos del mar, ha perforado las montañas y volado por las alturas del espacio. El instinto de descubrir no cesa de impulsar hacia delante. Llegamos hasta el polo norte y penetramos continentes hasta ahora desconocidos; con nuevos rayos atravesamos el cuerpo humano; el microscopio y el telescopio nos revelan constantemente nuevos mundos.

10. Pero a pesar de esto, hay un mundo, siempre viejo y siempre nuevo, el microcosmos, el mundo en pequeño, nuestro propio mundo interior, que permanece desconocido y olvidado.

No hay métodos, o al menos, no hay métodos nuevos, capaces de verter rayos de luz sobre el alma humana. “Todas las esferas del espíritu son cultivadas, todas las capacidades aumentadas, sólo lo más profundo, lo más íntimo y esencial del alma humana es, con demasiada frecuencia, descuidado”. Esta es la queja que se lee hasta en los periódicos. Por eso la alarmante pobreza y vacío interior de nuestro tiempo.

11. Aún más. Hace algún tiempo, un estadista italiano señaló como el mayor peligro del progreso moderno, el hecho de que los pueblos atrasados y semicivilizados se apoderasen de los medios técnicos de la civilización moderna sin que, al mismo tiempo, les sea suministrada la suficiente cultura intelectual y moral para emplear bien tales conquistas.

12. Pero quisiera invertir el problema y preguntar: ¿están los pueblos cultos y civilizados suficientemente preparados y maduros para hacer buen uso de los enormes progresos materiales de nuestros tiempos? ¿O no es más acertado afirmar que nuestro tiempo se ha hecho esclavo de sus propias conquistas? Sí, así es. El dominio que tenemos de los poderes y fuerzas de la naturaleza no ha marchado a la par con el dominio de lo instintivo y animal que hay en el corazón del hombre. Esta tremenda discrepancia, esta inmensa grieta, se hace cada vez más grande y profunda. Y así tenemos ante nosotros el fantasma de la cuestión social y de la ruina social, si es que no aplicamos enérgicamente todas las fuerzas para producir muy pronto un cambio. En lugar de dominar nuestras conquistas, nos hacemos sus esclavos. También nos convertimos en esclavos de nuestras propias pasiones.

13. ¡Es preciso decidirse! ¡O adelante o atrás! ¿Hacia dónde entonces? ¡Hacia atrás! ¡¿Tenemos entonces que retroceder a la Edad Media, sacar las líneas férreas, cortar los cables telegráficos, devolver la electricidad a las nubes, el carbón a la tierra, cerrar las Universidades?! No ¡nunca! ¡No queremos, no debemos ni podemos hacer eso!

14. Por lo tanto ¡adelante! Sí, avancemos en el conocimiento y en la conquista de nuestro mundo interior por medio de una metódica autoeducación. Cuanto más progreso exterior, tanto mayor profundización interior. Este es el llamado, ésta es la consigna que se da en todas partes, no sólo en el campo católico, sino también en el contrario.

De acuerdo a nuestra formación, también nosotros queremos incorporarnos a estas corrientes modernas.

15. En adelante no podemos permitir que nuestra ciencia nos esclavice, sino que debemos tener dominio sobre ella. Que jamás nos acontezca saber varias lenguas extranjeras, como lo exige el programa escolar, y que seamos absolutamente ignorantes en el conocimiento y comprensión del lenguaje de nuestro propio corazón. Mientras más conozcamos las tendencias y los anhelos de la naturaleza, tanto más concienzudamente debemos enfrentar los poderes elementales y demoníacos que se agitan en nuestro interior. El grado de nuestro avance en la ciencia debe corresponder al grado de nuestra profundización interior, de nuestro crecimiento espiritual. De no ser así, se originaría en nuestro interior un inmenso vacío, un abismo profundo, que nos haría desdichados sobremanera. ¡Por eso: autoeducación!

16. Así lo exigen nuestros ideales y las aspiraciones de nuestro corazón, lo exige nuestra sociedad, lo exigen sobre todo nuestros contemporáneos, especialmente aquellos con quienes conviviremos al realizar nuestras tareas futuras. Como sacerdotes tendremos que ejercer una profunda y eficaz influencia en nuestro ambiente y lo haremos, en último término, no por el brillo de nuestra inteligencia, sino por la fuerza, por la riqueza interior de nuestra personalidad.

17. Tenemos que aprender a educarnos a nosotros mismos. A educarnos a nosotros, con todas las facultades que poseemos. Después, más adelante, hablaremos sobre estas facultades, sobre la materia de nuestro autodominio.

18. Debemos autoeducarnos como personalidades recias. Hace tiempo que dejamos de ser niños pequeños. Entonces permitíamos que nos guiaran las ganas y los estados de ánimo en nuestras acciones. Ahora, sin embargo, debemos aprender a actuar guiados por principios sólidos y claramente conocidos. Puede ser que todo vacile en nosotros. Vendrán con seguridad tiempos en que todo vacile en nosotros. Entonces ni siquiera las prácticas religiosas nos ayudarán. Sólo una cosa nos puede ayudar: la firmeza de nuestros principios. ¡Tenemos que ser personalidades recias!

19. Tenemos que ser personalidades libres. Dios no quiere esclavos de galera, quiere remeros libres. Poco importa que otros se arrastren ante sus superiores, les lamen sus zapatos y agradezcan si se les pisotea. Nosotros, empero, tenemos conciencia de nuestra dignidad y de nuestros derechos. Sometemos nuestra voluntad ante los superiores no por temor o por coacción, sino porque libremente lo queremos, porque cada acto racional de sumisión nos hace interiormente libres e independientes.

20. Queremos poner nuestra autoeducación bajo la protección de María. Así lo prometimos el domingo (5). Ahora es preciso poner manos a la obra. En este sentido nos espera todavía una gran tarea. De acuerdo a nuestros estatutos debemos cultivar la devoción mariana en comunidad. Ya tenemos los distintos exteriores: La hermosa bandera y la medalla (6). Pero aún falta lo principal: una organización interna acomodada a nuestras circunstancias, al modo de las Congregaciones Marianas existentes en diversos colegios y universidades.

21. Queremos crear esta organización. Nosotros, no yo. Porque en este sentido no hará nada, absolutamente nada, sin el pleno consentimiento de ustedes. No se trata aquí de un trabajo pasajero, sino que de una estructura que sirva para todas las generaciones futuras. Los sucesores de ustedes han de alimentarse del celo que ustedes muestren, del conocimiento de sus almas y de su prudencia. Estoy convencido de que si todos cooperan, haremos algo que valga la pena.

22. Pero todavía nos falta para eso.

Antes que nada tenemos que ir conociéndonos y acostumbrándonos a un libre intercambio de acuerdo con nuestro grado de formación.

23. Con esto quisiera terminar mis palabras. Con seguridad me han comprendido. Ya saben el motivo de mi reserva con ustedes hasta ahora. También conocen mis planes para el futuro. Unidos queremos comenzar la gran obra, unidos terminarla. Queremos aprender a educarnos bajo la protección de María para llegar a ser personalidades recias, libres y sacerdotales.



Que el Buen Dios nos dé Su bendición para ello.



Amén.